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Ambliopía

¿QUÉ ES LA AMBLIOPÍA?

La ambliopía, también conocida como «ojo gandul» o «ojo vago» consiste en la pérdida de visión de uno o ambos ojos por una falta de uso en el periodo de desarrollo visual. Por lo tanto es una patología de origen  en la infancia,  que si no es diagnosticada y tratada precozmente se prolongará irremediablemente hacia la edad adulta.  El tratamiento es potencialmente curativo, más efectivo cuanto más joven es el niño, por lo que el diagnóstico precoz es de gran importancia. Para una mejor comprensión podemos decir que es un problema del cerebro visual «que no aprende a ver» y únicamente podemos «enseñar a ver» al cerebro  durante la infancia.

 

DESARROLLO DE LA VISIÓN

Al nacimiento el sistema visual no está formado por completo, todo lo contrario, está en pleno desarrollo. Los niños nacen con «capacidad de ver» y es en los primeros años de la vida cuando irán adquiriendo esa capacidad de forma progresiva. De forma similar a lo que ocurre con otras capacidades (hablar, caminar…) existe una cadencia adecuada para la adquisición del comportamiento visual. Por ejemplo, un bebé al nacimiento presentará cierre palpebral ante una luz brillante, hacia las 8 semanas de vida fijará objetos, y los seguirá con la mirada hacia las 10-12 semanas. En los siguientes meses desarrollará la agudeza visual hasta conseguir el 100% de la visión del adulto (o visión de unidad)  hacia los 4, 6 u 8 años de edad dependiendo del niño.

¿CÓMO SE DETECTA?

La ambliopía en algunas ocasiones es sospechada por los padres, profesores o cuidadores al ver un comportamiento visual anómalo en el niño: no identifica de forma adecuada a los familiares en distancias largas, se acerca mucho los objetos, desvía un ojo, etc. Pero en la mayoría de las ocasiones, al ver bien por uno de los ojos el niño se desenvuelve con total normalidad y no es detectada hasta que se acude a una revisión rutinaria por el pediatra, óptico u oftalmólogo. Podemos decir que se trata en muchos casos de una patología «asintomática» es decir, que no da signos de alerta y que debe ser valorada por un especialista para ser detectada.

Todos los niños deberían realizar una valoración de la agudeza visual hacia los 3-4 años de edad y de esa manera realizar un diagnóstico precoz y poder tratar con garantías el ojo vago.

 

 

El oftalmólogo pediátrico puede realizar la exploración para descartar estas patologías a cualquier edad, por pequeño que sea el niño y aunque no colabore.

 

¿QUÉ CAUSA LA AMBLIOPÍA?

Producen ambliopía todas aquellas causas que durante los primeros años de la vida interfieran en el correcto desarrollo de la visión. Si el problema se produce pasada la edad de desarrollo visual (los 10 años) no se producirá ambliopía. El ojo vago únicamente se produce en la infancia. Los dos grupos más importantes de patologías que provocarán ambliopía serán el estrabismo y los defectos refractivos.

Estrabismo: cuando un ojo se desvía el cerebro anula la visión de ese ojo (ver glosario)

Defecto refractivo: hipermetropía, astigmatismo o miopía (ver glosario) La imagen que llega al cerebro no es nítida y el cerebro escoge la visión del ojo con menor defecto refractivo.

Otras enfermedades: también causarán ambliopía otras enfermedades del ojo como las cataratas, ptosis palpebral (caída del párpado), enfermedades retinianas… Es decir, aquellas patologías que interfieran en el correcto desarrollo de la visión en la edad pediátrica.

 

¿CÓMO SE TRATA?

Para tratar la ambliopía el primer paso será identificar la causa. El tratamiento consiste en corregir la causa (estrabismo, defecto refractivo, caída del párpado…) y a la vez hacer trabajar al ojo gandul.

La forma más efectiva de hacer trabajar al ojo gandul es penalizando al ojo sano, pero ¿cómo? Existen varias formas, la más utilizada por ser la que nos ofrece un mejor resultado y con mayor rapidez es la oclusión del ojo sano con un parche. El tiempo de oclusión dependerá del grado de ambliopía y de la edad del niño. Existen otros métodos de penalización del ojo sano como la penalización farmacológica (instilación de colirio dilatador en el ojo sano para provocar visión borrosa en el mismo) y la penalización óptica (prescribir gafa con graduación no necesaria para provocar visión borrosa en el ojo sano).

 

 

A la vez de realizar tratamientos penalizadores  debemos realizar también estimulación visual del ojo afectado. Para ello es importante que garanticemos que el niño está «utilizando» el ojo afecto mientras por ejemplo lleva el parche. ¿Cómo conseguimos esto último? En horario escolar, lectura o deberes en casa, la televisión o  videoconsolas.

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